sábado, 26 de junio de 2010

Central y Perón, un solo corazón

¨Lo dijo el tío, lo dijo Perón, hacete de Central que sale campeón¨ se cantaba en las calles, las tribunas, los patios de las escuelas primarias y secundarias de los barrios.
El bombo del tula, ese que le regalo el viejo en puerta de hierro, como explicaban los tipos grandes a los muchachos y a los pibes en la cancha, ya no era el único que se mezclaba en movilizaciones y actos con los colores patrios, el azul y el amarillo.
Los días de Cámpora, la JP y el sueño de socialismo nacional se mezclaban con las correrías místicas de Bóveda, los cabezasos de Cabral y la melancólica inteligencia, la bohemia melenuda y rebelde de Aldo Poy.
Una síntesis de la época.
Un abrazo de generaciones, como en las tribunas orilleras. Los viejos ferroviarios, los obreros metalúrgicos y los pibes que aprendieron a cantar la marcha como desafió a la cana en cualquier punto del país.
El Tío era conservador pero leal hasta la médula con El Viejo. Y al mismo tiempo la expresión mas integradora de la juventud maravillosa, la que había creado las formaciones especiales, aquellas que el general impulsó desde España para luchar contra la dictadura en todos los frentes. Cuando propuso lo del socialismo nacional y se reivindicaba como un líder tercemundista.
En esos días, finales de los años 60, Central ya no peleaba tanto el descenso, sino que se animaba a otra cosa. A discutir de igual a igual con los grandes.
Cuando los dos Rosariazos conmovieron las vísceras de la ciudad obrera, miles de banderas canallas salían de la mano de las mujeres que al ritmo de las cacerolas alentaban a sus compañeros y le decían basta al engendro de Ongania y compañía.
En la famosa fotografía del trolebús quemado en el cruce Akberdi, se puede ver con nitidez una bandera azul y amarilla como símbolo de la rebeldía de la ciudad obrera.
Con Cámpora llegaban al poder los nuevos muchachos peronistas.
Aquellos que nacieron y se criaron en familias gorilas y que terminaron enamorados del movimiento político que expresaba a los trabajadores, aún bajo la persecución y censura, ese sentimiento que burlaba los efectos del decreto 4161 que mandaba a la cárcel simplemente a alguien que osaba pronunciar en público el nombre de Perón o el de Evita.
En las tribunas y en las calles eran días de extrañas mezclas que se juntaban en un mismo discurso: Evita, el Che, las subidas del negro Gonzalez y los goles olimpicos de Aricó.
Central habia hecho feliz a Rosario en 1971 pero 2 años después la ciudad descubriria a través de la auriazul una nueva forma de hacer el amor. La rebeldía y la memoria juntaba a los viejos canallas y a los viejos peronistas en un proyecto todavía mejor.

miércoles, 9 de junio de 2010

La hinchada, la resistencia

"Central jugaba lindo. Había veces que íbamos a la Boca y lo cagábamos a baile. Pero después se sabía que apretaban en los vestuarios y se terminaba perdiendo. Igual nosotros íbamos a todos lados. El problema con la cana era cuando cantábamos la marcha peronista. Se ponían locos. Los porteños decían que solamente en Avellaneda, en Almagro y en Chacarita se escuchaba.
No podían entender que hasta cuando nos trepábamos al tren seguíamos con el Central y Perón un solo corazón".
Cuenta el Chamaco, ex quinielero, peronista y uno de los principales integrantes de la barra del flaco Motura, aquel que jugaba en Central en los años cincuenta.
Una barra del viejo mercado, del que quedaba en Mitre y Tucumán. Los que aveces se mezclaban en un picado con el flaco Sachi.
Eran los años que siguieron al golpe del 16 de septiembre de 1955, cuando la ciudad obrera se quedo mascullando su bronca.
Cuando en Villa Banana se puso el famoso cartel: "Los gobiernos del mundo reconocen la dictadura de Lonardi, Villa Banana no. ¡Viva Perón!" decía la leyenda.
José, ex obrero frerroviario, más de media docena de años en la facultad de la cana por eso de formar parte de la resistencia peronista en Rosario, aprendió a armar sus primeras bombas debajo de la tribuna que da a Regatas.
"Aunque usted no lo quiera creer, los anarquistas que habían aprendido a hacer bombas con virulana y fierros del doce, como se les decía, nos enseñaron a nosotros los peronistas, a fabricar las primeras bombas para hacer la resistencia.
Cuando jugaba Central nos decían de dónde sacar los elementos y nos enseñaban. En aquellos tiempos uno iba muy temprano a la cancha. Veías la tercera, la reserva y después la primera. Así que nos conocíamos de todos lados, ero el principal punto de reunión era la tribuna que da a Regatas", recordó el ahora ceniciento flaco José que sigue organizando a la gente de los barrios Fonavi.
José fue uno de los que se metió en el Regimiento 11, en noviembre de 1060.
A los tiros se enfrentó con el ejército y después con un gendarme que encabezó la represión, un tal Agustín Feced.
"Le dejamos escritas las paredes del cuartel. Central y Perón. Después, cuando empezaron a caer compañeros de todos los barrios de la ciudad la pasábamos bien porque hablábamos de política y de cómo hacer para traerlo al Viejo. El problema eran los domingos. No sabíamos cómo cometearlo al vigilante para encanutar una radio y escuchar los partidos de Central" contó José.
En los bailes de Serando Bayo, "lo más grande era cuando tocaban . Ahí sabíamos que venía la Marcha. Porque era una clave. porque todos esperábamos el regreso de Perón, viste. Era así.
Entonces cantábamos la marcha y después nos íbamos gritando , dice con sus manos abrazando a los compañeros invisibles el ex empleado de Katester y Gomapla, hombre sincero, honesto, buenazo que es Santiago.
"Cuando me compré el Winco, de a poquito, con los pocos pesos que siempre tuve, fui ahorrando y me compré toda la colección de Gardel, la marcha por Hugo del Carril y el simple con la de Central. Era así. Para nosotros la vida era sentimental y coqueta, Central, Gardel y Perón y pará de contar" resume Santiago.

martes, 8 de junio de 2010

El Tula: El héroe del bombo


El héroe del bombo. Hijo de Perón y Central. Dueño del sonido tribal que sacudía a la hinchada con más sentimiento del país. Y marcaba un ritmo devastador: "Vamos carajo.. Que Viva Perón y que Viva Central.." pedía a los gritos. Y el bombo sonaba intenso.
Carlos Pascual Tula fue uno de los emblemas de la gloria iniciada a finales de los 60 hasta mediados de los 70. Jefe de la hinchada y bombisto oficial.
Golpeaba sin pudor el tiento de su instrumento hasta enrrojecer. Hoy con 60 años administra su propia página web (tula.com.ar) y allí difunde su curriculum ligado a la historia de Central y del peronismo. "Sin el bombo no soy el mismo -dice el Tula-. Es como una parte de mi. Yo crecí con el. El bombo es parte de mi identidad.."

- ¿Cómo empezó su participación en la hinchada?
- En año 50 empecé a ir a la cancha. Ahí me hice hincha de central. Yo nací en Arroyito, Juan José Paso 721. esta la casa todavía un poco abandonada.
Mi viejo era radical, muy gorila. y yo era peronista.
Cuando me llevo a la cancha y vi que la hinchada era peronista y cantaba la marcha de peron, me hice de Central rápidamente.
Un 17 de octubre me escape para ir a Buenos Aires (el tren era gratis) y ahí había un tipo que tocaba el bombo y se lo pedí y apenas lo toque me cautivo y no lo largue mas. Después seguí con la hinchada de central y no pare.

- ¿Por qué se retiro de la hinchada de Central?
- En 1975 agarre y quise juntar a las hinchadas para terminar con la violencia ¿te acordas? Quise hacer el campeonato interhinchas donde el partido preliminar sea jugado por la hinchada de los equipos. Hacer la casa del hincha y otros proyectos. Estábamos la hinchada de Central, de San Lorenzo, de Racing, Chacarita, Velez, eramos un montón..
Pero imaginate, un tipo como yo que quería unir a las hinchadas. Y al final me tumbaron. Me mandaron en cana y me comí un garrón. Encima fue en mi gobierno (el peronismo). Imaginate lo que me comí con los milicos. Yo deje de ir a la cancha en 1976, cuando caímos. Después fui a todos los mundiales..

- ¿Qué relación tenía con las otras hinchadas?
- El abuelo me respetaba. yo conocí al jefe que tenia la hinchada de boca, la mas grande del país, antes del abuelo. Quinque, el carnicero. Con él teníamos una buena relación.

- ¿Qué particularidades tenia la barra en ese momento?
- Antes tomábamos vino, chupabamos de todo, pero ahora en la hinchada hay falopa.. y eso la hace mas agresiva. Nos agarrábamos a trompadas a puño limpio. Pero ahora hay cuchillos, revólveres, es todo mas pesado. Antes no había ese enfrentamiento.

- ¿Qué diferencias además de lo violento encuentra entre esa hinchada y la de ahora?
- La hinchada era amateur y ahora profesional. La época de la globalizacion marca un avance. Eran tiempos distintos. Yo jugué mi vida varias veces por Central. Tengo una pierna medio para la mierda porque una vez volviendo de un partido entre Central y River me la pegué contra un puente en Palermo. No teníamos plata y viajábamos todos los fines de semana. No nos daban entrada. Nos colábamos en todas las canchas del país. Yo me las conozco a todas. Y encima arriesgabas tu vida. Yo viajaba en el fuelle del tren, arriba del techo para pasar al guardia. Ninguno de los presidentes nos daba plata como puede pasar ahora. Nos chupeteabamos todos pero no había falopa. El hincha es el que va a la cancha.

Los que hacen quilombo en las canchas son un claro producto de lo que pasa en la sociedad.
Pibes marginados con muchos quilombos en sus familias, en la casa no pueden estar.. Van a la cancha y se desahogan, se expresan con bronca.. Son victimizados y terminan victimizando.

- ¿Se acuerda del primer bombo que tuvo?
- Sí, como no. Una vez estábamos y apareció la hinchada de Velez y se armo candombe (agarrarse a las piñas), y ahí le robamos el bombo. Entonces cuando la policía quiso recuperar el bombo lo tiramos al club Regatas.
Y un par de días después fui al club y le dije al portero que eramos de Buenos Aires y nos habían robado el bombo y lo venia a buscar y allí me lo dieron y me lo quede. Después tuve un montón mas. Ese fue mi primer bombo.

- ¿Era un tipo bravo cuando lideraba la hinchada de Central?
- No, yo pienso que me seguian a mi por el bombo. Salia de mi casa solo y me iba caminando a la cancha y a la cuadra tenia diez tipos siguiendome. y cuando llegabamos eramos como doscientos. muchos aprovechaban que estaba yo y se querian colar.

- Le imprimía al bombo un ritmo un ritmo muy tribal..
- Si, yo tenia un ritmo que le di. Un tum, tum tum. Llegaba al estadio y todo el mundo se callaba para escucharme.
Primero iba a la tribuna de las mujeres y las hacia cantar, como era peronista, la marcha a las compañeras.
En tiempos de la resistencia peronista, yo hice la resistencia en la cancha. Desde que estuve yo, desde el 55 hasta el 76 se canto la Marcha Peronista. Era la resistencia que se hacia. Y todos los cantos que habia en la cancha yo le metia Perón, la vuelta de Perón, todo lo que estaba prohibido.

- ¿Cómo lo conoció a Perón?
- Yo estaba obsesionado por conocerlo pero no tenia un peso y se me ocurre pedir ayuda a través de la televisión para ir a España. Fui a Canala 5, estaba José Pardal y él me dio un espacio.
En la nota dije que quería regalarle el bombo al general Perón en España y que los peronistas y no peronistas debian ayudarme. Debían firmar el bombo y con cada firma, darme algo de plata. Y con esa guita me fui. Viaje en un barco en tercera con el bombo repleto de firmas de hinchas de Central, jugadores, sindicatos..
Y llegue a la casa. Golpeé la puerta y me estaban esperando Perón y Rucci. cuando lo vi al general se me aflojaron las piernas, quede medio boludo y ahí rucci le dice a Perón: "este compañero es de la hinchada de central, un peronista que hizo muchos sacrificios para conocerlo". Y el General me dice:
"Yo tenia mentas suya, m'ijo.."
Ese fue el año mas grande de mi vida. Lo conocí a Perón y Central salio campeón. Perón me autografio una foto a mi y otra a la hinchada de Central. Cuando volví pegue en el bombo la foto de Perón.
Fuimos a la cancha de Ñuls, porque la cancha de Central estaba suspendida, y me llevaban en andas y ahí empecé a cantar una canción que yo había inventado:
"Vamos muchachos, queremos goles
para este bombo que es inmortal,
porque este bombo lo dio Perón,
lo dio Perón para la barra de Central"


- ¿Era especial la historia con Ñuls?
- Cuando estaba yo en la hinchada, en Ñuls eran tipos muy finos. Muy pitucos, ni siquiera gritaban y alentaban muy poco. Ahora cambio un poco.
Ellos eran los buenitos y nosotros los malos, los negros peronistas que gritaban todo el día.

- ¿Los Clásicos tenían un sabor especial?
- Cuando iba a la cancha, es como los boxeadores, mientras están sobre el ring se matan, pero cuando la pelea terminaba, todos amigos..
A mí me pasaba igual; en el partido era la batalla, pero afuera era respetado y querido por todos.